martes, 6 de mayo de 2008

El Perseguidor (fragmento)



El siguiente texto es un collage del cuento "El Perseguidor" de Cortázar. Cuento que es mágico, como la mayoría de sus historias. La descripción del tiempo en estos párrafos son una especie de... "sensación" que me inquietó por mucho tiempo. Cuando leí este cuento, sentí que éste tipo, no sólo había entendido todo, sino que además, supo ponerlo en palabras. Sin más que decir, los dejo con el viaje. Si pueden, lean el cuento entero, que explota.




"-Esto del tiempo es complicado, me agarra por todos lados. Me empiezo a dar cuenta poco a poco de que el tiempo no es como una bolsa que se rellena. Quiero decir que aunque cambie de relleno, en la bolsa no cabe más que una cantidad y se acabó. ¿Ves mi valija, Bruno? Caben dos trajes y dos pares de zapatos. Bueno, ahora imagínate que la vacías y después vuelves a poner de nuevo los dos trajes y los dos pares de zapatos, y entonces te das cuenta de que solamente caben un traje y un par de zapatos. Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es cuando te das cuenta de que puedes meter una tienda entera en la valija, cientos y cientos de trajes, como yo meto la música en el tiempo cuando estoy tocando, a veces. La música y lo que pienso cuando viajo en métro.
-
Cuando viajas en el métro.
-
Eh, sí, ahí está la cosa- ha dicho socarronamente Johnny.-El métro es un gran invento. Bruno, viajando en el métro te das cuenta de todo lo que podría caber en la valija..."
"-Mejor es no confundir las cosas- dice después de un rato. (...) Pero el métro me ha servido para darme cuenta del truco de la valija. Mira esto de las cosas elásticas es muy raro, yo lo siento en todas partes. Todo es elástico, chico. Las cosas que parecen duras tienen una enorme elasticidad..."
(...)
"-... Una elasticidad retardada- agrega sorprendentemente. Yo hago un gesto de admiración aprobatoria. Bravo Jhonny, el hombre que dice que no es capaz de pensar. Vaya con Jhonny..."

"-Bueno, es algo que... Pero yo te estaba hablando del métro y no sé por qué cambiamos de tema, El métro es un gran invento, Bruno. Un día empecé a sentir algo en el métro, después me olvidé... Y entonces se repitió, dos o tres días después. Y al final me di cuenta. Es fácil de explicar, sabes, pero es fácil porque en realidad no es la verdadera explicación. La verdadera explicación sencillamente no se puede explicar. Tendrías que tomar el métro y esperar a que te ocurra, aunque me parece que seso solamente me ocurre a mí..."

"Sólo en el métro me puedo dar cuenta porque viajar en el métro es como estar metido en un reloj. Las estaciones son los minutos, comprendes, ese tiempo de ustedes, de ahora; pero yo sé que hay otro, y he estado pensando..."

"... si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana..."

"...no sé si has visto cómo el paisaje se va rompiendo cuando lo miras alejarse..."

2 comentarios:

tontacaperusa dijo...

Cortázar es una de las cosas más grandes que me dio la literatura (y digo ME porque ahora me importo yo nada más). Que estés bien, anita, y que algún día el tiempo deje de importar. Yo te voy a querer siempre, así, sin preámbulos, porque me diste algo muy jevi (con J). Sin otro particular, te saludo muy atentamente.

Simón dijo...

Muy bueno ese fragmento, te dejo otro bastante gráfico sobre el mismo tema. Es de "La Broma" de Milan Kundera:

"Sí. Todos los hilos habían sido arrancados. Había quedado cortado el estudio, la participación en el movimiento, el trabajo, las relaciones con los amigos, había quedado cortado el amor y hasta la búsqueda del amor, había quedado cortado, sencillamente, todo el sentido de mi trayectoria vital. No me había quedado más que el tiempo. Pero, en cambio, a éste lo estaba conociendo tan íntimamente como nunca antes me había sido posible. Ya no era un tiempo como aquel con el que me solía topar antes, un tiempo convertido en trabajo, en amor, en todo tipo de esfuerzo, un tiempo al que aceptaba sin fijarme en él, porque tampoco él me importunaba y se escondía decentemente detrás de mi propia actividad. Ahora llegaba hasta mí desnudo, solo en sí mismo, con su aspecto original y verdadero y me obligaba a llamarlo por su nombre propio (ya que ahora vivía el tiempo escueto, el mero tiempo vacío), a no olvidarme de él ni por un momento, a pensar permanentemente en él ya sentir continuamente su peso.
Cuando suena la música, oímos la melodía, olvidándonos de que es sólo una de las formas del tiempo; cuando la orquesta se calla, oímos al tiempo; al tiempo en sí. Yo vivía en una pausa. Pero claro que no se trataba de la pausa general de una orquesta (cuya dimensión está estrictamente determinada por el signo de pausa) sino de una pausa sin un final preciso."